VELERO LORD LONSDALE
“Homenaje a los marinos de todas las nacionalidades que surcaron el mar magallánico e hicieron posible el mejor conocimiento y la colonización de la región”
He visitado los restos del Lonsdale numerosas veces, y nunca puedo escapar a la penosa sensación que me producen esos restos en franca desintegración. De reyes de los mares durante la corta etapa de la época dorada de la navegación oceánica a vela, no menos de 14 de estas maravillas del ingenio humano terminaron su vida en las cercanías de Punta Arenas. No es extraño, ya que durante muchos años la travesía obligada o por el Cabo de Hornos o por el Estrecho de Magallanes las terribles condiciones de la mar dejaron a muchos veleros fuera de aptitud para continuar navegando. El seguro pagaba y el pecio quedaba en el lugar para iniciar una lenta desintegración. Los veleros de hierro eran generalmente objeto de desguaces para aprovechar un bien escaso, y el Lonsdale no fue la excepción pero en su caso por razones que no pude averiguar el proceso quedó a mitad de camino. Como se ve en las imágenes se salvó toda la proa, parte de la popa y la zona de quilla y cuadernas inferiores. Dentro del casco hay un objeto cilíndrico parecido a una caldera pero no puede ser de ese barco. El aparejo desapareció casi por completo excepto el bauprés, cadenas y anclas. Como se encuentra a pocos metros de la playa cualquiera abordar impunemente a depredar a pesar de que uno de los carteles que menciono arriba advierte que se trata de una reliquia histórica. Desde la última vez que estuve ya falta todo el nombre del barco sobre las amuras. Un detalle que me llamó poderosamente la atención y que nunca había observado antes es la máquina del timón. En mi memoria reciente tenía la imágen de una máquina igual instalada en el pecio de Punta Ameghino en Península Valdes.
Chileno residenciado en Colombia desde hace 20 años, abogado de profesion, me desempeño como desarrollador de emprendimientos comerciales, actualmente estoy vinculado al Bicentenario de la Independencia de Chile a Traves de la aventura Rumbo al sur 2010,
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He visitado los restos del Lonsdale numerosas veces, y nunca puedo escapar a la penosa sensación que me producen esos restos en franca desintegración. De reyes de los mares durante la corta etapa de la época dorada de la navegación oceánica a vela, no menos de 14 de estas maravillas del ingenio humano terminaron su vida en las cercanías de Punta Arenas. No es extraño, ya que durante muchos años la travesía obligada o por el Cabo de Hornos o por el Estrecho de Magallanes las terribles condiciones de la mar dejaron a muchos veleros fuera de aptitud para continuar navegando. El seguro pagaba y el pecio quedaba en el lugar para iniciar una lenta desintegración.
Los veleros de hierro eran generalmente objeto de desguaces para aprovechar un bien escaso, y el Lonsdale no fue la excepción pero en su caso por razones que no pude averiguar el proceso quedó a mitad de camino. Como se ve en las imágenes se salvó toda la proa, parte de la popa y la zona de quilla y cuadernas inferiores. Dentro del casco hay un objeto cilíndrico parecido a una caldera pero no puede ser de ese barco. El aparejo desapareció casi por completo excepto el bauprés, cadenas y anclas.
Como se encuentra a pocos metros de la playa cualquiera abordar impunemente a depredar a pesar de que uno de los carteles que menciono arriba advierte que se trata de una reliquia histórica. Desde la última vez que estuve ya falta todo el nombre del barco sobre las amuras.
Un detalle que me llamó poderosamente la atención y que nunca había observado antes es la máquina del timón. En mi memoria reciente tenía la imágen de una máquina igual instalada en el pecio de Punta Ameghino en Península Valdes.
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